29 julio, 2008

Morgan

Morgan era el producto de una noche de copas entre un pulpo y un marinero de las costas frías, o al menos esto era lo que las pantallas le habían dicho. Vivía en las inundadas partes de un barco encallado en el hielo del polo norte y la información que tenía de su pasado se limitaba a los televisores que le mostraban imágenes abstractas y sonidos místicos que para ella eran el pan de cada día. Todas las pantallas estaban colocadas alrededor del inundado barco. Le decían a esa criatura información sobre el mundo exterior.

Un día de marzo un niño llamado Vega entró al barco seducido por los cantos de la joven pulpo. Al verla moverse quedó encantado, entre sus cantos y la luz de las televisiones se metió con ella al agua helada y la abrazó. El pequeño sobrevivió comiendo la lama que se hacía en todas partes. Así vivieron casi un año. Pasaban días enteros con el cielo nublado, viendo desde la ventana rota del camarote del capitán, cómo las ballenas salían a la superficie. Su vida se limitaba a cosas sencillas pero hermosas. Un día mientras desayunaban lama, una extraña carta que había recibido dentro de una perla, la cual narraba maravillas sobre el océano que ellos dos no conocían. Muy triste Vega le dijo que quería ir pero él era humano y no podía respirar bajo el agua.

La mujer pulpo, desesperada por la incertidumbre de no poder llevar a su mejor amigo, tomó una decisión. Mientras Vega dormía en su camarote lo anestesió con extracto de molusco rojo, le quitó un pulmón; lo cambió por uno suyo, (el cual podía respirar agua). El niño instantáneamente cambió de color y rayos verdeazules aparecieron en todo su cuerpo. Antes de que despertara, aunque un poco debilitada, Morgan lo lanzó al agua y cuando despertó ya estaban nadando entre tranquilas algas gigantes que se movían lentamente mientras los dos perdieron el miedo a dejar su antiguo hogar.

Quizás era el momento para que Morgan dejara de resolver los problemas de otros y solamente se dedicara a flotar entre el inmenso y desconocido océano.